11/8/12

Un Curso de Milagros lección 8 al 14


ESPERO QUE DISFRUTEN ESTA NUEVA SEMANA DEL CURSO DE MILAGROS!!!!

Lección 8
Mi mente está absorbida con pensamientos del pasado.
Esta idea es, obviamente, la razón de que veas únicamente el pasado. En realidad nadie ve nada. Lo único que ve son sus propios pensamientos proyectados afuera. El hecho de que la mente esté absorbida con el pasado es la causa del concepto erró­neo acerca del tiempo de que adolece tu visión. Tu mente no puede captar el presente, que es el único tiempo que hay. Por consiguiente, no puede entender el tiempo, y, de hecho, no puede entender nada.

El único pensamiento completamente verdadero que se puede tener acerca del pasado es que no está aquí. Pensar acerca del pasado, por lo tanto, es pensar en ilusiones. Muy pocos se han dado cuenta de lo que realmente supone visualizar el pasado o prever el futuro. De hecho, la mente está en blanco al hacer eso, ya que en realidad no está pensando en nada.

El propósito de los ejercicios de hoy es comenzar a entrenar a tu mente a reconocer cuando no está realmente pensando en abso­luto. Mientras tu mente siga absorbida con ideas sin contenido, la verdad permanecerá bloqueada. Reconocer que tu mente ha estado simplemente en blanco, en vez de seguir creyendo que está llena de ideas reales, es el primer paso en el proceso de allanar el camino a la visión.

Los ejercicios de hoy deben hacerse con los ojos cerrados. Ello es así porque en realidad no puedes ver nada, y es más fácil reco­nocer que por muy vívidamente que puedas visualizar un pensa­miento, no estás viendo nada. Con el mayor desapego que puedas, escudriña tu mente durante el habitual minuto más o menos, notando simplemente los pensamientos que allí encuen­tres. Nombra cada uno por la figura central que contenga, y luego pasa al siguiente. Da inicio a la sesión de práctica diciendo:

Parece que estoy pensando en _____

Luego describe detalladamente cada uno de tus pensamientos. Por ejemplo:

Parece que estoy pensando en [nombre de la persona], en [nombre del objeto], en [nombre de la emoción],

y así sucesivamente, concluyendo al final del período de bús­queda mental con:

Pero mi mente está absorbida con pensamientos del pasado.

Esto puede hacerse cuatro o cinco veces en el transcurso del día, a menos que te resulte irritante. Si te resulta difícil, tres o cuatro veces es suficiente. Tal vez te ayude, no obstante, incluir la irritación, o cualquier emoción que la idea de hoy pueda susci­tar, en la búsqueda mental en sí.


Lección 9

No veo nada tal como es ahora.
Esta idea es, obviamente, la consecuencia lógica de las dos ante­riores. Pero si bien es posible que la puedas aceptar intelectual­mente, es muy probable que todavía no signifique nada para ti. De todas formas, el entendimiento no es necesario a estas alturas. De hecho, reconocer que no entiendes es un requisito previo para erradicar tus falsas ideas. Estos ejercicios tienen que ver con la práctica, no con el entendimiento. No necesitas practicar lo que ya entiendes. Sería bastante redundante, por cierto, tener como meta el entendimiento y al mismo tiempo asumir que ya lo has alcanzado.

A la mente no entrenada le resulta difícil creer que lo que apa­rentemente contempla realmente no está ahí. Esta idea puede producir gran inquietud, y toparse con gran resistencia, la cual puede manifestarse de muchas maneras. No obstante, eso no excluye el que la apliques. Esto es lo único que se requiere para estos ejercicios o para cualesquiera otros. Cada pequeño paso despejará la oscuridad un poco más, y el entendimiento final­mente llegará para iluminar cada rincón de la mente que haya sido despejada de los escombros que la enturbiaban.

Estos ejercicios, para los que tres o cuatro sesiones de práctica son suficientes, consisten en que mires a tu alrededor y apliques la idea de hoy a cualquier cosa que veas, sin olvidarte de la necesi­dad de aplicarla imparcialmente, y la regla esencial de no excluir nada. Por ejemplo:

No veo esta máquina de escribir tal como es ahora.
No veo este teléfono tal como es ahora.
No veo este brazo tal como es ahora.

Empieza con aquellas cosas que estén más cerca de ti, y luego extiende tu campo visual:

No veo ese perchero tal como es ahora.
No veo esa puerta tal como es ahora.
No veo esa cara tal como es ahora.

Hay que subrayar nuevamente, que, si bien no debes intentar incluirlo todo, tampoco debes excluir nada en particular. Asegúrate de ser honesto contigo mismo al hacer esta distinción. Es posible que te sientas tentado de enmascararla.


Lección 10

Mis pensamientos no significan nada.
Esta idea es aplicable a todos los pensamientos de los que eres -o te vuelves- consciente durante las sesiones de práctica. La razón de que se pueda aplicar a todos ellos es que no son tus pensamientos reales. Hemos hecho esta distinción con anteriori­dad, y la volveremos a hacer de nuevo. Todavía no tienes base de comparación. Cuando la tengas, no te cabrá la menor duda de que lo que una vez creíste eran tus pensamientos en realidad no significaban nada.

Esta es la segunda vez que usamos este tipo de idea. Sólo la forma es ligeramente distinta. Esta vez la idea se introduce con "Mis pensamientos" en lugar de "Estos pensamientos". y no se establece expresamente ningún vínculo con las cosas que se encuentran a tu alrededor. Lo que enfatizamos ahora es la falta de realidad de lo que piensas que piensas.

Este aspecto del proceso de corrección comenzó con la idea de que los pensamientos de que eres consciente no significan nada y de que se encuentran afuera en vez de adentro; luego se subrayó el hecho de que son del pasado y no del presente. En lo que ahora estamos haciendo hincapié es en el hecho de que la presen­cia de esos "pensamientos" significa que no estás pensando en absoluto. Esto no es más que otra forma de repetir nuestra afir­mación previa de que tu mente está realmente en blanco. Reco­nocer esto es lo mismo que reconocer la nada cuando piensas que la ves. Como tal, es el requisito previo para la visión.

Cierra los ojos durante estos ejercicios, e inícialos repitiendo para tus adentros la idea de hoy muy lentamente. Luego añade:

Esta idea me ayudará a liberarme de todo lo que ahora creo.

Estos ejercicios consisten, al igual que los anteriores, en escudri­ñar tu mente en busca de todos los pensamientos que puedas encontrar, sin seleccionarlos ni juzgarlos. Trata de evitar cual­quier tipo de clasificación. De hecho, si te resulta útil, puedes imaginarte que estás viendo pasar una procesión compuesta de un extraño repertorio de pensamientos que tienen muy poco o ningún significado personal para ti. A medida que cada uno de ellos cruce tu mente, di:

Mi pensamiento acerca de _____ no significa nada.
Mi pensamiento acerca de _____ no significa nada.

La idea de hoy puede servir, obviamente, para cualquier pensa­miento que te perturbe en cualquier momento. Se recomiendan además cinco sesiones de práctica, en las cuales debes escudriñar tu mente durante no más de un minuto aproximadamente. No es recomendable alargar ese período de tiempo, y en caso de que se experimente incomodidad el mismo debería reducirse a medio minuto o menos. Acuérdate, no obstante, de repetir la idea muy despacio antes de aplicarla concretamente, así como de añadir:

Esta idea me ayudará a liberarme de todo lo que ahora creo.

Lección 11

Mis pensamientos sin significado me están mostrando un mundo sin significado.
De todas las ideas que hemos presentado hasta ahora, ésta es la primera que está relacionada con una de las fases principales del proceso de corrección: la inversión de la manera de pensar del mundo. Parece como si fuese el mundo el que determina lo que percibes. La idea de hoy introduce el concepto de que son tus pensamientos los que determinan el mundo que ves. Alé­grate en verdad de practicar la idea en su forma original, pues en esta idea reside la certeza de tu liberación. La llave del perdón se encuentra en ella.

Las sesiones de práctica con la idea de hoy deben llevarse a cabo de forma ligeramente distinta de las anteriores. Comienza con los ojos cerrados y repite la idea lentamente para tus adentros. Abre luego los ojos y mira a tu alrededor, así como a lo que está cerca, a lo que está lejos y a lo que está encima o debajo de ti. aMira por todas partes. Durante el minuto más o menos a emplear usando la idea, simplemente repítela en silencio y asegúrate de hacerlo sin prisa y sin ninguna sensación de urgencia o esfuerzo.

Para derivar el máximo beneficio de estos ejercicios, los ojos deben pasar de una cosa a otra con cierta rapidez, ya que no deben detenerse en nada en particular. Las palabras, en cambio, deben usarse pausada, e incluso, relajadamente. La introducción a esta idea, en particular, debe practicarse de la manera más casual que puedas. Contiene los cimientos de la paz, de la relaja­ción y de la ausencia de preocupación que estamos tratando de lograr. Al final de los ejercicios, cierra los ojos y repite lentamente la idea para tus adentros una vez más.

Tres sesiones de práctica probablemente serán suficientes hoy. No obstante, si no sientes ningún desasosiego o si éste es muy ligero, y te sientes inclinado a ello, puedes hacer hasta cinco. Más de eso no es recomendable.

Lección 12

Estoy disgustado porque veo un mundo que no tiene significado.
La importancia de esta idea radica en el hecho de que contiene la corrección de una importante distorsión perceptual. Piensas que lo que te disgusta es un mundo aterrador o un mundo triste; un mundo violento o un mundo demente. Todos esos atributos se los otorgas tú. El mundo de por sí no tiene significado.

Estos ejercicios deben hacerse con los ojos abiertos. Mira a tu alrededor, está vez muy lentamente. Trata de seguir un ritmo tal, que el lento pasar de tu mirada de una cosa a otra sea a intervalos de tiempo bastante similares. No permitas que el lapso de tiempo empleado para pasar de una cosa a otra sea ostensiblemente más corto o más largo; trata, en cambio, de mantener un compás medido y parejo a lo largo de todo el ejercicio. Lo que veas no importa. Te enseñas esto a medida que le prestas la misma aten­ción y le dedicas el mismo tiempo a cualquier cosa sobre la que tu mirada se pose. Éste es uno de los pasos iniciales en el proceso de aprender a conferirles a todas las cosas el mismo valor.

A medida que mires a tu alrededor, di para tus adentros:

Creo ver un mundo temible, un mundo hostil, un mundo peligroso, un mundo triste, un mundo per­verso, un mundo enloquecido,

y así sucesivamente, usando cualquier término descriptivo que se te ocurra. Si se te ocurren términos que parecen ser positivos en vez de negativos, inclúyelos también. Podrías pensar, por ejemplo, en "un mundo bueno" o en "un mundo agradable". Si se te ocurren términos de esa índole úsalos junto con los demás. Es posible que aún no entiendas por qué esos adjetivos "buenos" forman parte de estos ejercicios, pero recuerda que un "mundo bueno" implica uno "malo ; y uno "agradable" implica uno "desagradable" . Todos los términos que te vengan a la mente son ade­cuados para los ejercicios de hoy. Su aparente valor no importa.

Asegúrate, al aplicar la idea de hoy, de no alterar la duración de los intervalos de tiempo entre lo que piensas que es agradable y lo que piensas que es desagradable. Para los efectos de estos ejercicios, no hay diferencia alguna entre una cosa y otra. Al final de la sesión de práctica, añade:

Pero estoy disgustado porque veo un mundo que no tiene significado.

Lo que carece de significado no es ni bueno ni malo. ¿Por qué, entonces, habría de disgustarte un mundo que no tiene signifi­cado? Si pudieses aceptar al mundo como algo que carece de significado y dejar que en lugar de lo que tú crees la verdad se escribiese en él por ti, ello te llenaría de una felicidad indescripti­ble. Pero precisamente porque carece de significado te sientes impulsado a escribir en él lo que tú quisieras que fuese. Eso es lo que ves en él. Eso es lo que en verdad no tiene significado. Bajo tus palabras está escrita la Palabra de Dios. La verdad te disgusta ahora, pero cuando tus palabras hayan sido borradas, verás la Suya. Ese es, en última instancia, el propósito de estos ejercicios.

Tres o cuatro sesiones de práctica con la idea de hoy serán suficientes. Dichas sesiones no deben pasar de un minuto. Es posible que incluso un minuto te resulte demasiado largo. Sus­pende los ejercicios en el momento en que experimentes cual­quier tensión.

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