7/10/12

MEDITACION AL ANGEL DEL PERDON

MEDITACION ANGEL DEL PERDON






Escoge un momento, hora y lugar en donde no seas molestado (a). Siéntate

en posición cómoda, loto o semi loto. Con la espalda recta, la lengua 

pegada al paladar y comienza a respirar profundo. Mentalmente vas a 

hacer un decreto de arraigo, repitiendo: 


"A este mundo pertenezco y aquí voy a regresar".

 Ahora vas a visualizar 

tu cuerpo envuelto en un óvalo dorado que sellará tu aura, permitiendo 

que salga todo lo que no desees dentro de ti a nivel físico y emocional y

que al mismo tiempo evite infiltraciones negativas de seres 

desencarnados alejados de la luz o de personas vivas con malos deseos hacia ti. 


Después, visualiza cómo de las plantas de tus pies salen unas raíces que

te cimentan a la tierra. Después, de la base de tu columna sale otra 

raíz que se conecta al cosmos a través del chacra de la coronilla. Así 

estás cimentado en la madre tierra y abierto a la sabiduría universal. 

Este es el momento de pedir la presencia del ángel del perdón. Pídele 

que te acompañe en este viaje de purificación. Ahora este ángel hermoso,

va contigo. Detrás tuyo. 


Repite la siguiente oración: 

<<Ángel del perdón, acompáñame y guíame para aceptar el perdón como parte de mi existencia. 

Ayúdame a liberar las cadenas que arrastro con dolor y resentimiento. Es mi deseo sentirme libre. 

Si es deseo de la divinidad, que la persona a quien no he perdonado 

venga a este plano y trabaje conmigo por la misma causa>>. 


Lo siguiente que harás, será imaginarte completo (a), de pies a cabeza 

caminando sobre piso o tierra firme. Vas a caminar lentamente, 

observando tus pies. Comienza a sentir la sensación de libertad que te 

provoca el estar en paz contigo mismo (a). Poco a poco vas a abrirte 

camino a una imagen mental que te provoque placer. Esto es: vas a crear 

un paisaje con los elementos necesarios para hacerte sentir en armonía. 


Coloca el elemento aire y aspira tranquilamente, mientras escuchas el correr del agua y sientes el abrazo del sol. 

Observa tu obra. Has puesto todo lo que te inspira paz. Vive esta sensación intensamente. 

Ahora viene la parte más importante: 

Ahí, en tu paisaje vas a ver un par de sillas, una frente de la otra. 

Observa muy bien de qué material están hechas las sillas. El ángel del perdón, está contigo, justo detrás tuyo. 

Siéntate en una de las sillas y desde el corazón, pide la presencia de 

este ser o seres con quienes estás enojado (a), a quien o quienes traes 

cargando por no haber hablado de frente. Espera el tiempo que sea 

necesario hasta que esta persona aparezca. 

La (o) vas a ver venir caminando. Puede variar su actitud. Puede que tú 

estés experimentando todo tipo de sensaciones. Acéptalas, procésalas y libéralas. 

Cuando esta persona esté frente a ti, pídele que tome asiento. 

Experimenta la sensación de tener la cabeza vacía de ideas 

preconcebidas, el corazón libre de odio. Vive la sensación de compasión por este ser. 

Déjalo (a) hablar. Es importante que escuches, que observes. 

Es posible que surja el llanto en ti, déjalo fluir. Libérate. 

Ahora te toca a ti hablar. Dile todo aquello que no pudiste. 

Tómate el tiempo que quieras. Después toma su mano y repite lo siguiente: 

Te perdono el daño que me hiciste 


Te devuelvo tu energía, 

Tomo la mía. 

Estoy en paz contigo 

Deseo para ti la paz y el amor que la vida pueda darte>>. 

Mientras lo dices, visualiza cómo te descargas de su energía, respira 

profundo ahí afuera, como si quisieras sacar todo el peso. Siente cómo 

tus órganos internos se liberan, se relajan. Si es posible, espera a que

esta persona haga el mismo ejercicio. 



Una vez terminado. Observa cómo esta persona se va lentamente y en paz. 


Poco a poco, sal de tu paisaje. Guárdalo en tu mente como un preciado 

tesoro y vuelve a este lugar cuando lo necesites, con solo recordarlo. 

Respira profundo tres veces y recobra la conciencia. 

Agradece la ángel del perdón el haber estado presente. Abre tus ojos. 

Has comenzado a liberarte del rencor y lo más importante, estás 

recobrando tu energía vital. Tan necesaria para vivir intensamente. 

Si no hubo eco en la otra persona o estuvo renuente, no te preocupes.









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